Reflexiones

Diseño y participación para transformar los servicios públicos e impulsar la innovación social

piezas de lego que representan una diversidad de personajes

La Participación y el Diseño Centrado en las Personas son dos disciplinas diferentes que, gracias a sus conexiones y sus aprendizajes recíprocos, tienen un gran potencial de trabajo conjunto. 

Quizás por eso, nuestro camino profesional se ha cruzado con el de otros profesionales del ámbito de la participación, como Diego Chueca (Inteligencia Colectiva). Venimos de lugares profesionales diferentes -nosotros de la ingeniería, él de la participación y la gestión de conflictos- pero siempre nos ha resultado muy fácil entendernos. Un entendimiento propiciado por una propuesta lanzada por el Laboratorio de Gobierno Abierto de Aragón, el LAAAB, y su encargo para realizar una serie de sesiones de codiseño, que nos llevó a conectar en este y otros proyectos impulsados por espacios que han entendido el potencial de combinar la participación y el diseño para la transformación

Este trabajo conjunto en diferentes proyectos nos ha llevado a preguntarnos ¿en qué se parecen el diseño y la participación? ¿En qué se diferencian? ¿Cuáles son los alcances o límites de nuestro trabajo como diseñadores o profesionales de la participación? ¿Cuándo tiene sentido dar más peso a un ámbito y a otro? Y, sobre todo, ¿Qué podemos aprender unos de otros para dar respuesta a nuestra misión, como profesionales, de contribuir a la transformación y a la innovación social?

Conexiones y diferencias entre diseño y participación

Participación y diseño son dos disciplinas que comparten un enfoque centrado en las personas. Trabajan desde la implicación en un objetivo compartido y su principal valor o motor de acción es la empatía, el entendimiento entre personas.

Sin embargo, este mismo enfoque se aplica a objetos diferentes. Si bien el objeto clásico de la participación ha sido debatir sobre algo, o una situación social específica, para plantear conclusiones y propuestas -normalmente, sobre leyes, políticas o normativas-, el diseño se ha enfocado más en comprender un aspecto específico para crear o materializar algo que todavía no existe o rediseñar lo existente. 

La participación se enfoca en recoger juicios, valoraciones, llegar a consensos e identificar los disensos, y lo que concluye lo traslada a quien toma decisiones. El diseño se centra en la creación, en construir algo que pueda funcionar para las personas a las que se destina.

En participación los participantes “dicen” qué se debería hacer, en diseño los participantes “crean” lo que se debería hacer y en ese proceso encuentran ellos mismos problemas y dificultades y encuentran maneras de resolverlas que “satisfacen” o al menos “conforman” a todos.

Diseño y participación también se diferencian en el rol de los profesionales. La participación clásicamente recogía y devolvía, no con intención de activar, sino de traspasar la información. Su intervención no es sobre el objeto, sino sobre el proceso. Los diseñadores intervienen, afectan, contribuyen a la conceptualización de la solución, aportando ideas y afectando al objeto del proceso. 

Pero, a pesar de sus diferencias, tanto el diseño como la participación tienen un elemento común que es recoger todas las visiones posibles para enriquecer el proceso. La búsqueda de la pluralidad en las personas que participan para no dejar a nadie fuera es clave en los dos enfoques.

El entendimiento entre las personas es una constante en el diseño y en la participación

Aprendizajes recíprocos 

Y ahora que ya hemos visto las similitudes y las diferencias, ¿en qué aspectos creemos que diseño y participación pueden confluir, qué aprendizajes podemos traer?

Como profesionales del diseño, hemos aprendido de la participación la liturgia, la importancia de los rituales, y hemos conocido elementos de esos rituales que pueden ayudarnos en las diferentes fases del proceso: la importancia de la devolución del proceso, por ejemplo, que es algo que la participación tiene muy claro y que también aporta mucho valor en los procesos del diseño.

La participación puede aprender del diseño, por ejemplo, el valor de la conceptualización y el prototipado. Desde la participación se suele trabajar desde las ideas, y el camino recorrido por las aportaciones de la ciudadanía tarda mucho tiempo en verse reflejado en una política pública. Sin embargo, los procesos de diseño finalizan con ideas aterrizadas que podrán desarrollarse de forma rápida. Esta conexión de las ideas que han ido surgiendo en el proceso, hasta formar un concepto final que guíe la creación de soluciones podría ser también un hito en los procesos de participación, cuyo resultado se puede plasmar en un documento vivo, un “prototipo”, si se quiere, abierto a revisiones e iteraciones que se vayan adaptando a la realidad. 

También existe un aprendizaje recíproco en cuanto a las herramientas y técnicas que se emplean en los procesos. El diseño, en general, se inclina por la sistematización de procesos y la optimización de herramientas para conseguir un fin concreto, mientras que la participación suele trabajar adaptando herramientas y desarrollando técnicas híbridas específicas para cada sesión de trabajo. La combinación de ambos factores, sistematización e hibridación, tiene efectos muy positivos en los procesos de innovación. 

Reunión del proyecto de rediseño de la Atención a la Ciudadanía en Navarra

Participación y diseño, una combinación con potencial transformador

Lo que hemos encontrado es que ambas disciplinas tienen muchas oportunidades de complementarse y enriquecerse y, utilizadas juntas en determinadas situaciones, pueden lograr resultados más efectivos y relevantes en la transformación de las organizaciones. 

Así, combinando enfoques, hemos diseñado juntos procesos y proyectos como el diseño colaborativo de la Atención a la Ciudadanía en Navarra, el diseño de la convocatoria de ayudas con cargo al IRPF del Gobierno de Aragón, el codiseño del servicio de actividad física y recomendación de activos para la salud o la transformación de la estrategia y el servicio de la Red de Hogares de Personas Mayores, entre muchos otros.

Diseño y participación son disciplinas con un enfoque diferente que pueden complementarse. Sus muchos puntos en común hacen que la apuesta por la unión de estas dos disciplinas sea ganadora. Si trabajas en innovación social o diseño de políticas públicas, te invitamos a contactar para conversar sobre cómo podemos trabajar conjuntamente y lograr mayor impacto en nuestros proyectos.

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